RANCHERIASTEREO

martes, 16 de junio de 2015

CARLOS HUERTAS GÓMEZ: EL CAMINO ERRANTE DE LA UNIVERSALIDAD


Abel Medina Sierra

Mucho se ha propalado la universalidad musical de Carlos Huertas, so notable condición para expresarse en variantes que interpelan a regiones distintas. Un músico que va del vallenato más rancio y tradicional hasta alegres sones montunos, entusiastas pasajes y gaitas, porros festivos y desgarradas rancheras. Pero para entender estos matices variopintos también se requiere referenciar la generación musical en la que creció Carlos Huertas, esa legión fonsequera que nunca ha podido ser superada y que le granjeó ese emblemático calificativo, dado por Carlos Huertas, de Tierra de cantores.

El gitano mayor

Si algo ha dado impronta indeleble a la espiritualidad del fonsequero es la errancia. Los fonsequeros son reconocidos como los “Gitanos de La Guajira” por siempre estar dispuesto a desplegar sus alas buscando vientos favorables, rastreando oportunidades donde hacer germinar sus proyectos personales. El repaso por los músicos de la generación de Carlos Huertas, así lo evidencia. La creación del Festival del Retorno nace como una manera de propiciar el regreso de todos esos fonsequeros errantes que poblaron el mundo pero que sueñan con el “rumor del ranchería” o paladean con el deseo un guiso de iguana en un patio de fronda acogedora.

Carlos Huertas supo interpretar el legado musical de su pueblo, desde las notas rancias de acordeoneros como Ramón Teobaldo Cárdenas “Tabaquito”, Miguel Carrillo, Juan Solano o los Pitre, pero también las guitarras de Nicolás Deluque, Julio Vásquez o Hugues Peñaranda. Fueron esos los referentes que tuvo en el patio, los contagios primarios, las ramas próximas. Pero más allá, había que desbrozar caminos para desentrañar los secretos más profundos del arte musical. La radio le traía voces distantes, ritmos que llegaban a los pies pero también a las vísceras.

En Fonseca recuerdan a Carlos Huertas como un torrente de vitalidad que paladeó la vida con la certeza de acariciar en ella una guitarra. Sacándole sus mejores notas, recorriendo las cuerdas desde el brillo del éxito o desde la herrumbre de la carencia. Su gesta musical se construyó con arena del patio pero también con abonos de muchas partes. Carlos Huertas el de aventuras impetuosas en Barrancas, el estudioso que en tierras tolimenses arañaba la esquiva disciplina académica de la música. Un camino de huellas perdurables donde fue tomando influencias para vestir su música con el variopinto matiz de la universalidad. Quienes lo recuerdan solo pueden aportar retazos de una vida sin lugar, de un tiempo sin espacio, de las lejanas calendas que solo él podría desenmarañar .Rumores de una vida agotada hasta el delirio, certeza de un cantar nutrido de vivencias, añoranza de una parranda eterna para festejar la amistad y la vida (cada anfitrión de parranda se quedaba con una canción como ofrenda a la amistad).

Al compás de una guitarra

Carlos Enrique Huertas Gómez, el hijo de Dolores Gómez Gómez (Lola la Blanca) y de un vallecaucano que ejecutaba la guitarra, Carlos Modesto Huertas Gómez, guiado por este cordófono recorrió los confines sonoros del país y derribó las fronteras genéricas del vallenato para convertirse en el más universal de nuestros compositores. La guitarra era un puente más natural para dialogar con otras manifestaciones musicales distintas al vallenato. Los músicos y autores vallenatos que interpretan la guitarra sienten una natural inclinación a interpretar otros aires.

Nació en Dibulla, recibió el soplo de vida procelosa. Respiró aire caribe por primera vez el 21 de Octubre de 1934. Desde niño recibió como herencia el culto a la música, en especial a la guitarra. Su abuelo Atinio Huertas había sido director de la Orquesta de Riohacha, su padre tocó con maestría la flauta, el tiple y naturalmente, la guitarra. Aunque a los 14 años ya acompañaba en el bombo a músicos como “Monche“ Brito sentiría el llamado incitador de la guitarra desde las primeras enseñanzas de Rafael Enrique Del Prado, un amigo de su padre que le despejó el camino como autodidacta (Carlos sólo había cursado hasta cuarto de primaria) y le hizo comprometerse de por vida con el dulzor de las cuerdas .

La magia de la guitarra y el lirismo versátil de sus composiciones se nutrieron de toda una tradición folclórica que siempre lo alentó a la dedicación constante .En esa búsqueda inagotable de universalidad musical se fue a Ibagué, la capital musical del país, en el conservatorio tuvo como maestro y mentor al maestro Saldaña. Se hizo músico cabal, capaz de desentrañar los vericuetos pentagrámicos y las galimatías del lenguaje musical. Recorrió los llanos colombianos y venezolanos. Así amplió sus referentes musicales y entendió la universalidad escondida en la guitarra y regada en los caminos lejanos de la casa.

Con el tiempo Carlos Huertas sería reconocido como un ponderado guitarrista de arpegios mágicos y tonalidad magistral. Integró tríos y agrupaciones al lado de músicos como Wilson Choperena, Hughes Martínez, Otoniel Miranda, Lucho Gutiérrez, Julio Vásquez, Enrique Zimmerman, Toño Salazar y Carlos Hernández (El trío Los Tawaras de Maicao), también acompañó a Colacho Mendoza en grabaciones.

La vida errante

Fue tan fuerte el soplo de vida que recibió del mar dibullero que lo aventó a una errancia que lo llevó por diversos confines de La Guajira como Lagunitas, donde vivió junto a Leandro Díaz y sus parientes y lugar donde según el mismo Leandro fabricó con sus propias manos su primera guitarra y compuso su primera canción “Lagunitas” .Siguió su errabundo trajinar por Fonseca, Distracción, Barrancas, Hatonuevo, Papayal, Camarones, Carraipía y Maicao. Vivió por poco tiempo en muchas regiones del país como Valledupar, San Diego, Santa Marta , el Tolima y por los lejanos caminos de Venezuela donde estuvo en el conservatorio; contagiándose así de música, descubriendo sabores y colores que luego vestirían de riqueza su prolífica producción musical. Esa errancia encuentra su más viva expresión en su canción más famosa “El cantor de Fonseca” (Jorge Oñate y los hermanos López ,1973):

“El cantor de Fonseca” es el himno de su errancia, la canción de esa búsqueda de claves existenciales. Los referentes motivacionales surgirían en Santa Marta a inicios de los 70´s . Había llegado de Ibagué con los bolsillos vacíos y la ausencia de patria reclamándolo desde Fonseca. Allí, guitarra en mano hizo complacencias a varios turistas “cachacos” que admiraron la forma como éste guajiro interpretaba joropos, pasillos y galerones con destreza y propiedad. Esto obligó a uno de los desconcertados observadores a preguntar por su origen. La respuesta de Carlos originó la célebre canción que le dio renombre al pueblo de San Agustín y sirvió para bautizar al autor en el concierto artístico nacional: desde entonces sería” El cantor de Fonseca”.

La nostalgia por Fonseca

Fonseca, su lar placentero, la tierra que inundó con ráfagas de brisa fresca su vena musical. En cada retozo en las aguas del ranchería, con el olor a guiso de iguana que se solazaba en los umbrosos patios, con la picardía del primer “amor”: la burra llamada por el mismo “avispita” alimentó su arraigo hacia la tierra de San Agustín. . Este sentimiento terrígena aflora en una de sus canciones, en la cual, la distancia y el tiempo le reclaman un lamento de ausencia por la patria (Jorge Oñate y los hermanos López, 1973) : Hermosos tiempos (Paseo)

Pero como todo acaba presiento que la belleza de esa tierra se acabó con su cardón y su tuna
También en Fonseca fraguó la hermandad con la guitarra y el acordeón. En Fonseca se dejó contagiar por unos pellizcos que hacían que las guitarras destilaran alegría de vivir, eran las manos de Julio Vásquez, Bienvenido Martínez, Natalio Ariza y Raúl Parodi. Fonseca ya era el epicentro de la escuela ribana del acordeón, emporio de cantores donde se cultivaba el más acendrado vallenato en figuras como Santander Martínez y su hijo Luis Enrique (el primero en grabarle una canción a Carlos: “El cantor de Fonseca”); Juan Solano, Luis Pitre, Fortunato Peñaranda entre otros.

Muy a pesar de su actitud errabunda y espíritu peregrinante Carlos Huertas siempre guardaba un recodo para anidar la nostalgia por la tierra fonsequera y La Guajira en general. Mientras más recorría territorios difusos más reafirmaba su ligazón raizal hacia el pueblo que le sembró canciones en sus fibras más emotivas. Nadie supo cantarle tanto y tan sentidamente a Fonseca como Carlos Huertas. En las canciones dedicadas al pueblo que lo acogió, recoge con mágico colorido toda una reafirmación de principios de territorialidad, ponderando sus raíces musicales, el entorno natural y la esencia cultural y folclórica de este pueblo que quiso hasta el final y donde exigió ser sepultado. Producto de ésta exaltación de la cultura fonsequera, nace las décimas con las cuales dio trascendencia al “Festival del Retorno”, fiesta tradicional del pueblo que en esta nueva denominación reclama su carácter musical (Zuletas, 1978) : Tierra de cantores (Paseo)

Después de tanta errancia, sacándole el jugo a una existencia plena en goce, el viaje a la semilla se hizo obsesión. En la casa tenía el sosiego para su fuego indeclinable. Se ancló en Maicao, preso de la sabia paciencia de su esposa Leila Larios y del inquieto encanto de sus hijos. Maicao era una ventana que terminaría por ensanchar sus referentes musicales. Al igual que su paisano Roberto Solano (nacido en El Hatico), en Maicao encontró la diversidad cultural, la amalgama musical, el crisol social y musical que terminó alentando su propuesta musical con otras motivaciones genéricas. Allí integró el Trío Los Tawaras con Carlos Hernández y Toño Salazar, allí compuso muchas canciones granadas en Venezuela que hoy son dignas de rastrear. El serenatero mayor, el parrandero consumado, en errante de mil caminos sosegó su espíritu de trotamundos en ese Fenicia moderna que es la ciudad de Maicao.

La variedad genérica

Carlos Huertas mantiene unas doscientas canciones inéditas, un filón portentoso de manifestaciones que recogen una vida de penurias económicas pero de alegres parrandas, de existencia gozosa, la nostalgia por su tierra, los amigos y la familia, todo un mapa de su territorio vital hecho canciones.

Les robó inspiración a los llanos venezolanos y a las tierras del Zulia para componer gaitas como: “Maracaibo de Baralt”, “Canto a la Guaira”, y algunos pasajes, “Echa pa´lante”, “La chinca” y el célebre pasaje “Mi hermano y yo”. Son temas que han recibido el reconocimiento en el vecino país.

Se ha podido evidenciar su incursión en géneros tropicales como la variedad del porro orquestado en canciones como “Tierra feliz” y “Sultana del mar” que se asevera que es un bolero como la anterior, dedicado a Riohacha. En un arduo trabajo de arqueología musical que ha venido emprendiendo su hijo Carlos Huertas se ha podido identificar que compuso un son montuno titulado “sabor a idilio”.

Conviene un denodado esfuerzo por rastrear muchas canciones, de las cuales se tienen testimonios pero no certeza de su autoría y que demuestran su prolija capacidad para ofrecer canciones de mucha altura musical y lírica en géneros tan variados como el bolero, la ranchera, pasillos, tangos entre otros.

Su temática, su condición humana

Carlos Huertas fue un músico a plenitud, pletórico de motivaciones cantoriles y fecundo en su producción artística. Sus composiciones se pueden categorizar en las siguientes líneas temáticas:

La nostalgia por la tierra y su folclor: Esta línea lo hizo famoso en los festivales de la región, se resalta el arraigo e identidad hacia Fonseca y La Guajira en general. Pertenecen a éste género: “El cantor de Fonseca”, “Tierra de cantores”, “Orgullo guajiro”, “Guitarras y acordeones”, “Iguana y maíz tostao”, “Así es Fonseca”, “Documental guajiro”, “Hermosos tiempos”, “Del tamaño de la luna”, “Tierra feliz”, “Mi primer merengue” entre otros.

La amistad y la exaltación personal: Fue recurrente en la manifestación de afectos a sus compañeros y amigos que bajo el ritual de la parranda disfrutaron de su alegría y cimentaron su aprecio. Dentro de ésta temática se enmarcan producciones como “Tierras del Sinú “, “Cerro Peralta”, “Al compás de una guitarra”, “Lola la negra”, “Lontananza”, “Buena parranda” y “Abrazo guajiro”.

El sentimiento y vida romancera: Aunque Carlos Huertas no se inclinó mucho a plañir sus sentimientos como muchos compositores del meloso vallenato moderno, no se sustrae, como poeta al fin, de la manifestación de sus suspiros como enamorado, lo que se expresa en temas muy vallenatos como “Mis delirios”, “Porqué”, “Después de pascua”, “Ay mama”, “Clemencia”, “Ojazos bellos”, “Dominguito”, “Lindo vergel”, “La casa”.

La reflexión filosófica y el cuestionamiento: En algunas composiciones adoptó el tono sentencioso propio de los compositores de amplia experiencia vivencial, capaces de formular leyes para la vida, latigazos de moral a los deshonestos y consejos para los jóvenes. Producto de sus reflexiones sobre el carácter veleidoso de la mujer, surgen paseos como “Qué vaina las mujeres”, “La casa”, “La Biblia”.
  
Mi hermano y yo

Las sustanciales diferencias entre el y su hermano Amilkar le motivaron “Mi hermano y yo”, una profunda reflexión sobre la contradicción existencial y moral entre ellos, entre su vida errante, aventurera y hasta “plebeya” y la sosegada vida de un letrado esclavo del status. Establece así un paralelo entre dos formas distintas de crianza como claves para entender la actitud hacia la vida: una apolónica (su hermano) y otra dionisiaca (la de él). En esta gaita refleja Carlos Huertas su arraigada condición humana, la sutil ironía y la reflexión filosófica a través de la alegoría:

Las guitarras también saben quejarse, ellas añoran las diestras manos que nutrieron de arpegios los más reticentes silencios y tristezas. La parranda seguirá con su ritual dionisiaco, pero un recodo de ausencias reclamará por esa voz ríspida, esa guitarra sentida y la inspiración fecunda. Allá en Fonseca, el aliento de los higuitos y “el rumor del ranchería” entonan unos cantos con sabor a provincia y a vida que Carlos Huertas les enseñó.

 Interpreta: Silvio Brito

HOMENAJE A CARLOS HUERTAS: Chiche Badillo con Guitarras

viernes, 12 de junio de 2015

ARMANDO ELIAS MOSCOTE GUTIÉRREZ



  
El llanto del niño, más fuerte de lo común, y el tono vibrante del requiebro, auguraba que el hijo de Elías Joaquín Gutiérrez y Leonor Moscote, nacido en La Paz, municipio de Robles, tendría una garganta de prodigio. Y así sucedió, porque a medida que crecía mostraba una voz fuerte y sonora. Por esta cualidad sobresalió en la escuela pública y en los centros de educación media, cuando participaba en los centros literarios y en los intercambios culturales programados en los colegios Ateneo del Rosario, Escuela Industrial de Artes y Oficios y Nacional Loperena.

Desde entonces se erigió un espléndido cultor de la música vallenata en todas sus manifestaciones. Tocaba la violina (Dulzaina), la guacharaca, la caja, cantaba y hacía coros. La edad juvenil lo sorprende en la barriada tradicional del viejo Valledupar, y siempre se consideró un cañaguatero de ancestro. Su periplo vital lo cumple entre los barrios de La Guajira y El Cañaguate, donde residen los vallenatos auténticos, pobladores de "La Capital Mundial del Vallenato". Por eso se constituyó en un eterno y ferviente defensor de su gente, de sus costumbres y de toda la simbología folclórica que identifica a su patria chica adoptiva, a donde lo trajeron a vivir desde temprana edad.

Armando Moscote Gutiérrez se formó, se estructuró y se consolidó artísticamente con el Festival de la Leyenda Vallenata, evento al que quiso como propio y en el que se coronó Rey de la Canción Inédita en tres oportunidades. En 1974, con "El hachero", un paseo de la autoría de Nicolás "Colacho" Maestre. En 1976, con "Soy vallenato", un merengue del doctor Alonso Fernández Oñate. En 1978, con "Río Badillo", un paseo con la firma autoral del ingeniero civil Octavio Daza Daza, canción grabada por los hermanos Zuleta en el trabajo discográfico Tierra de cantores donde los coros de la primera voz la realiza el Jóe Arroyo y después por Claudia de Colombia.



1975 EL HACHERO
ACORDEON: NORBERTO ROMERO

01.-El hachero...Nicolas maestre
02.-Manto de historia...Jose armenta
03.-Como hacer una cancion...Nicolas bolaños
04.-Rosita adorada...Alberto “BETO” Murgas
05.-Mi ausencia...Armando Moscote
06.-Mi gran delirio...Juvenal daza
07.-Conquista fácil...Gustavo gutierrez
08.-La custodia del eden...Rosendo romero
09.-Cruel traición...Guillermo Zuleta
10.-Retorno al jardincito...Julio Araujo
11.-Mal de amores...Sergio moya





1975 MIL CANCIONES Y UN ACORDEON SONORO
ACORDEON: NORBERTO ROMERO

01.-ACORDEON SONORO...ROSENDO ROMERO
02.-AMIGOS...ALBERTO “BETO” MURGAS
03.-AMOR PASAJERO...LUIS CARLOS DAZA
04.-EL CANTOR INAGOTABLE...NICOLAS BOLAÑOS
05.-LA PARRANDA...IDELFONSO RAMIREZ
06.-LA REINA DEL CAFE...NICOLAS MAESTRE
07.-LEY DE LA VIDA...ALVARO CABAS
08.-ME ESTOY ENVEJECIENDO...RAFAEL GUTIERREZ CESPEDES
09.-MIL CANCIONES...MORIZ ATENCIO
10.-RECORDAR NO ES VIVIR...EDILBERTO DAZA
11.-TIEMPO Y VIDA...JUVENAL DAZA



1976 YO SOY VALLENATO
ACORDEON: PONCHO LOPEZ

01.-YO SOY VALLENATO...ALFONSO FERNANDEZ OÑATE
02.-NOBLES SENTIMIENTOS...AlFONSO “PONCHO” LOPEZ
03.-CANSADO CORAZON...SERGIO MOYA MOLINA
04.-COMPRENSION Y ARMONIA...ARMANDO MOSCOTE
05.-ESPERO TU REGRESO...JAIME DAZA
06.-AVE DE PASO...FRANCISCO VASQUEZ OÑATE
07.-CON EL ALMA ADOLORIDA...CARLOS A. RAMIREZ
08.-LA MONA DEL CAÑAGUATE...REFAEL ESCALONA
09.-MI NOVIA ATREVIDA...JOSE A. MOLINA
10.-MI ADORACION...DIOMEDES DIAZ
11.-CANTO AL LOPERENA...JUVENAL DAZA
12.-MI TORMENTO...LUIS JOSE RAMIREZ


1979 EL SENTIDO DE MI VIDA
ACORDEON: RAFAEL SALAS

01.-EL SENTIDO DE MI VIDA...OCTAVIO DAZA
02.-MI REGRESO...JULIO CESAR OÑATE MARTINEZ
03.-EN UN RINCON DEL MUNDO..ROSENDO ROMERO
04.-GRAN AVENTURERO...RAUL GARRIDO
05.-EL PREGONERO..LEANDRO DIAZ
06.-CANCION DEL ALMA...DIOMEDES DIAZ
07.-AQUEL AYER...RICARDO RAMIREZ
08.-MI QUERER...ARMANDO MOSCOTE
09.-ECHALE MENTIRAS...LUIS CUJIA
10.-PARRANDERO ENAMORADO...GUSTAVO PUMAREJO
11.-AMANECER DE UN HOMBRE...MARCELINO GUERRA


1980 QUIERO ESTAR CONTIGO
ACORDEON: RAFAEL SALAS

01.-QUIERO ESTAR CONTIGO...LEANDRO DIAZ
02.-DEJAME TRANQUILO...JUAN MANUEL PEREZ
03.-FUEGO DE AMOR...GUSTAVO GUTIERREZ
04.-LA SENDA...ROSENDO ROMERO
05.-EQUIVOCACION...ANTONIO “TOÑO” SALAS
06.-TE LLEVO EN MI VIDA...OCTAVIO DAZA DAZA(CRISTINA THERAN DE DAZA)
O7.-ANDO BUSCANDO...ANDRES BELEÑO
08.-SE VA LA TARDE...RITA FERNANDEZ
00.-LA CEBAHITA...LUIS CUJIA
10.-MERCEDES...JUAN MANUEL MUEGUES
11.-LOS RECUERDOS...ARMANDO MOSCOTE


1981 CITA EN EL PUERTO
ACORDEON: RAFAEL SALAS

01.-CITA EN EL PUERTO...ALFONSO FERNANDEZ OÑATE
02.-LA MISMA CRIA...RAFAEL ANTONIO “TOÑO” SALAS
03.-NO SE QUE ME QUEDA...LEANDRO DIAZ
04.-DIME DIME...NICOLAS MAESTRE MARTINEZ
05.-SOY MILLONARIO...LAZARO RODRIGUEZ
06.-CANTO A LA NATURALEZA...WILFRIDO ALVAREZ
07.-LIBRE NI EL VIENTO...MARCIANO MARTINEZ
08.-LAMENTO CALLEJERO...CALIXTO OCHOA
09.-PENSAMIENTO...JUAN DE DIOS TORRES
10.-TE REGALO A SANTA MARTA...DAGOBERTO LOPEZ
11.-LINDA OCAÑERITA...RAFAEL SALAS