Por: Oswaldo Gómez Toledo
Este nueve de agosto se realizó en Santa Marta un grandioso homenaje al
compositor Camilo Namén Rapalino en el evento “Encuentro de amantes del
vallenato tradicional” organizado por la Fundación Dinastía Vallenata con el
apoyo del folclorista Jairo Diazgranados Acuña “El Legendario” y mientras
observaba las fotos del evento mi memoria se encarapito sobre las alas del
pensamiento y deliró.
Era una tarde de cervezas, con sabor a fiesta y sudor cobrizo sobre la piel
de aquellos que tomaban en las cantinas que quedaban cerca al río y todos al unísonos
entonábamos “Yo tenía mucho tiempo que no venía a mi pueblo/y a mí me dijeron
que estaba acabao/que ya nadie pescaba con anzuelo/que las costumbres ya se
perdieron y que el higuerón se había secao”.
Por allá en la tierra de la piragua su terruño del alma Chimichagua, esa
tierra hermosa que un día lo vio nacer y fue testigo fiel de las travesuras en
su niñez, me imagino que, cuando Camilo llegaba en tiempo de fiestas, lo primero que visitaba era la casa
donde “La vieja Concha” un retrato le tomó y recordaba a sus amigos con quienes
volaba papagayos y esas noches cuando jugaban cacho, porque, bonita es la vida
cuando uno está niño y cuando uno está niño quiere crecer ligero.
Más que un género, el vallenato, ha trascendido a lo largo de los años
como ellegado que han dejado los grandes juglares a las nuevas generaciones
musicales: el verseo y los cantos de vaquería del ayer inspirados en las
historias de los pueblos, los amoríos y las vivencias de las parrandas con los amigos
en noches de luceros.
Es por ello que para encumbrar el
legado del vallenato tradicional, clásico y raizal, la fundación Dinastía
Vallenata le realizó al compositor Camilo Namén Rapalino este grandioso
homenaje. Autor de clásicos como Mi gran amigo, De la misma manera, Encuentro
con el diablo, El pechiche, La cometa loca, Recordando mi niñez, Recuerdos de
mi pueblo y La ceiba del puerto, entre otros.
Este reconocimiento se le ponderó
por ser un compositor de música vallenata autóctona. Camilo compone historias
vividas y escribe los coloquios de lo que sucede en los pueblos. Es un
historiador, agradable y jocoso refiriendo anécdotas de los personajes de su
pueblo, como la que le sucedió al viejo Manuel Antonio Martínez Mejía, la cual
le dio pie para componer encuentro con el diablo.
Maestro de maestros en el vallenato
costumbrista, desde niño tenía incorporado en su ser el sentir del pueblo y el
cariño por sus viejos lleno de laboriosidad, a pesar de su corta edad dio
ejemplo de vida a sus coterráneos, confirmando que el trabajo dignifica al
hombre, en su memoria bendita se almacenaron esos
recuerdos de infancia que en su adolescencia liberó.
Cuantas
cometas de mil colores volaron en ese cielo chimichaguero, cuantas canicas o
boliches de cristal se quiñaron “hoyito mío, muerto tu”, cuantas noches jugando
cacho y retozando por las playas de amor, las que nos describió el maestro José
Barros, llegase o no la piragua, Camilito esperaba la subienda de peces junto
con otros adultos y jóvenes, con anzuelo o varita con
garapín o sin él, para vender y llevar a su casa, ejemplo de vida, con esas raíces Sirio
libanesa e Italiano de colonizadores y fundadores de imperios del comercio en los
puertos, andariegos por naturaleza; algún día una de sus hermanas convenció a
los viejos diciéndoles: nos vamos pal valle, si paraValledupar!
En plena
adolescencia llego Camilito a la tierra del Cacique Upar, allí, esa memoria
prodigiosa comenzó a exteriorizar sus recuerdos y vivencias, despierta el amor
del quinceañero inocente y describe a su pareja preferida “Morenita” y sigue
buscando la mujer, tema grabado e interpretado por Enrique Díaz, hace un
reparto de penas y recuerda a su pueblo, y más, cuando su gran amigo parte al
mas allá, así en el transcurrir de la vida termina siendo el mejor merenguero
del folclor y le graban, Mi gran amigo, El libre, Encuentro con el diablo y De
la misma manera.
Sus familiares
y amigos le confirmamos cuan valioso ha sido, para volvernos niños o adultos
sentimentales, evocando con sus canciones nuestro barrio, su terruño y los juegos
infantiles, cómo no recordar a nuestros viejos y amigos o decirle a una
mujer pechichame, ponernos firmes como dice una de sus últimas composiciones, Parao
en la raya, bien por Camilito
ese que vivió en el barrio la granja en la calle 16 en el valle, ya no hay maletas apretaditas de
penas ni escaparates llenos de necesidades, hay un hogar bonito, un nombre y ciento
de composiciones que nos permiten decirle: Maestro usted es un luchador de la
vida, si, si, un luchador como dice el último merengue de su hermano Melquisidec.
Felicitaciones
a Antonio “Toño” Daza Orozco, ÁlvaroRocca,
Adrian Villamizar, ÁlvaroVilla Fontalvo y a todos los integrantes de la FundaciónDinastiaVallenata,
así mismo
a Said Namen, Rafael Jiménez “El Cachaquito”, Luzca, Said Sarquis, Toty, Iván Uribe, Milton López, Robert Galofre, al Diputado Alex Velásquez, a los doctores William Namén padre e hijo, a la Dra. Lucy Vidal un canto sentimental que motiva y a su esposo, como también a Graciela Morillo Araujo la sicóloga de moda y a todos los asistentes al evento, gracias, muchas gracias, gano el folclor, no importa que el higuerón se haya secao, ni que se haya caído la ceiba del puerto y vuelen las cometas locas, repito gano el folclor, el tuyo y el nuestro.
a Said Namen, Rafael Jiménez “El Cachaquito”, Luzca, Said Sarquis, Toty, Iván Uribe, Milton López, Robert Galofre, al Diputado Alex Velásquez, a los doctores William Namén padre e hijo, a la Dra. Lucy Vidal un canto sentimental que motiva y a su esposo, como también a Graciela Morillo Araujo la sicóloga de moda y a todos los asistentes al evento, gracias, muchas gracias, gano el folclor, no importa que el higuerón se haya secao, ni que se haya caído la ceiba del puerto y vuelen las cometas locas, repito gano el folclor, el tuyo y el nuestro.
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